miércoles, 18 de febrero de 2015

La Gran Depresión en USA, 1930-31: La cartelización de la economía

Hoover en 1929. Fuente

"[E]l rasgo característico de los gobiernos modernos es que se han rendido ante los sindicatos. Los sindicatos ahora tienen el poder para elevar los salarios por encima de los que serían en un mercado sin intervención… A las tasas de salarios establecidas por los sindicatos, una parte substancial de los trabajadores no puede encontrar ningún trabajo."

Ludwig von Mises (1931)



El intervencionismo estatal del Presidente Herbert Hoover fue atroz. Siendo Secretario de Comercio (1921-1928) así como Presidente (1929-1933), realizó un enorme esfuerzo para provocar, por vía gubernamental, la cartelización en muchas áreas clave de la industria (Rothbard, 1963: 188-308, especialmente 222-24; Ohanian, 2009; 2014; Cole y Ohanian, 2013).

Cartelización es el proceso por el que unas empresas llegan a un acuerdo o cooperan para reducir la competencia (excluir la entrada de nuevos competidores), producción y venta con el objetivo de influenciar precios en un mercado. La política de cartelización son las acciones deliberadas y sistemáticas para provocar o incentivar cartelización. En un mercado libre, un cartel no provoca problemas dada su naturaleza inherentemente inestable (Rothbard, 1962: 651-53). Pero con la intervención del Estado, puede aparecer y perdurar.

No solo el Presidente Hoover estaba bajo la influencia de la falaz teoría del poder adquisitivo. Como en toda época de crisis, se suele recurrir a todo tipo de explicaciones falsas adicionales. En este caso, otra de las razones para explicar el cataclismo era que la "competencia despiadada" del mercado estaba haciendo bajar los precios y arruinando industrias (Ohanian, 2009).

Hoover Secretario de Comercio

Desde que era Secretario de Comercio (1921-28), Hoover ayudó a crear asociaciones comerciales para la cooperación (que incluía compartir datos de costos, producción y precios) y así evitar la "competencia destructiva". Además promovía, por vía estatal, la estandarización de productos (Ohanian, 2009). Las asociaciones comerciales, incentivadas por el gobierno, facilitaron la colusión que caracterizó a la gran industria de los 20s. Las decisiones de la corte también ayudaron (Ohanian, 2009). El número de asociaciones nacionales pasó de casi 700 en 1919 a 2000 en 1929 (Hawley, 1974). Y también, en sus ocho años de Secretario de Comercio, Hoover realizó 1200 conferencias instando a los empresarios a adoptar practicas comunes y estandar. Abarcando desde somieres hasta botellas de leche (Leuchtenburg, 2009: 55).

Por ejemplo, en el sector de la construcción, Hoover junto con Roosevelt, formaron el American Construction Council en 1922. Un consejo para ayudar a su cartelización, planificar, estabilizar y organizar la industria (Rothbard, 1963: 195). 

Hoover también apoyaba a los sindicatos interviniendo en las relaciones de las empresas y trabajadores sobre condiciones laborales y duración de jornadas. Dos actos de intervencionismo estatal a favor de los sindicatos fueron claves: 

1) La más evidente de ellas fue la guerra contra la industria del acero. La misma operaba en jornadas de 12 horas. Luego de que los sindicatos intentaran sin existo reducir la jornada laboral, Hoover en 1923 como Secretario de Comercio convenció, con una campaña propagandística habilidosa, al Presidente Harding para atacar la industria, presionar y bajarla a 8 horas. La industria se resistió, pero terminó cediendo a las presiones del Presidente y el Secretario (Rothbard, 1963: 200; Ohanian, 2009). Esta batalla exitosa contra la industria del acero hizo mucho más fácil "persuadir" luego a los demás empresarios en 1929. Dejó el precedente de que no se debe ir ni luchar contra las ordenes y presiones del gobierno (Rothbard, 1963: 200-03).

2) El segundo acto principal favorable a los sindicatos fue la sindicalización compulsiva impulsada en la industria ferroviaria. La primera intromisión permanente del gobierno en la relación empresa-trabajo (Rothbard, 1963: 203). Durante la Primera Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos se apoderó y nacionalizó temporalmente los trenes (usándolos para transportar tropas, municiones, etc.). En 1920 volvieron a manos privadas, pero ya el gobierno hizo la primera intervención favorable a los sindicatos con la Railroad Labor Board. Durante la recesión de 1920-21 hicieron huelga para no rebajar salarios amenazando con hacerla general. El Ministro de Justicia falló en contra de ellos, pero Hoover hizo que el Presidente Harding removiera la orden. Habiendo fracasado la huelga, a pesar de la ayuda de Hoover, los sindicatos fueron por la ley. En 1926 se firma la Railway Labor Act, cuyo mayor autor era Hoover, que garantizaba la sindicalización y arbitraje compulsivos (negociación colectiva para todos). Un paso gigante a la colectivización de las relaciones laborales (Rothbard, 1963: 203-04) y en incorporar a los sindicatos para cartelizar aún más la industria. Observen como las industrias podían y solían lidiar y mantener a raya muchas veces a los sindicatos. Solo empezaron a perder contra ellos con la ayuda de la intervención estatal.

Hoover Presidente

En junio de 1929 Hoover, ya presidente, crea la Federal Farm Board (FFB) para cartelizar actividades del campo. Podía controlar excesos de producción, hacer prestamos con fondos del gobierno y "estabilizar" (elevar) precios agrícolas con "corporaciones estabilizadoras" (Rothbard, 1963: 227-28). Por supuesto que ello agravó las cosas. Por ejemplo, la FFB logró elevar los precios del trigo por un tiempo. Debido a ese "éxito", los agricultores aumentaron la producción y el problema del excedente agrícola empeoró. Y además la FFB hizo que no se exportara más trigo (descontando que, gracias a eso, USA perdió muchos mercados en el exterior). Como consecuencia, la brutal producción terminó reduciendo los precios enormemente (Rothbard, 1963: 229). Muy lejos de disminuir el problema, la intervención estatal lo profundizó.

No contenta con haber destruido el trigo, la FFB siguió con el algodón. Hizo enormes préstamos a los algodoneros para ayudarlos por la baja de sus precios, pero no sirvió. Luego la FFB creo la corporación Cotton Stabilization Corporation para comprar excedentes y mantener los precios altos. Por supuesto ello incentivó a producir más, aumentando el problema de los excedentes, una vez más (Rothbard, 1963: 231-32). Los estados petroleros realizaron tareas legales para cartelizar la producción de petróleo y asegurar cuotas y precios altos. Hoover, por supuesto, no estuvo ajeno. Antes de la depresión, el Presidente cancelaba permisos de excavación para restringir la oferta. Aprobó, además, "leyes de conservación". En nombre de la "conservación" se restringía la producción de petroleo. En 1932 se incluye en el presupuesto federal un impuesto a importaciones de crudo y productos petrolíferos para favorecer el cartel (Rothbard, 1963: 283-84).

Pero antes de la FFB, en 1921, subsidiaba gubernamentalmente cooperativas agrícolas para cartelizar el campo. En 1921 a través de la War Finance Corporation  y la Federal Farm Loan Act prestaba dinero directamente a las cooperativas (Rothbard, 1963: 219-20).

No solo entre industrias se facilitaba la cartelización. Como ya se mostró, Hoover era un gran partidario de los sindicatos y los salarios altos. El Presidente republicano fue fundamental para el incremento de la sindicalización con sus múltiples incentivos como la ley Davis-Bacon en 1931 y Norris-Laguardia en 1932. Esta última es la segunda mas importante legislación sindical luego de la National Labor Relations Act (Ohanian, 2009).

En 1929 la Corte Suprema confirma la Railway Labor Act. Lo cual cambiaba la forma de en que se interpretaba la Clayton Act que se había usado anteriormente para limitar la sindicalización pues era considerada restricción del comercio. Las empresas podían entonces defenderse de los piquetes y los sindicatos, limitando sus pedidos de aumentos de salario. Sin embargo, las reglas cambian permanentemente a favor de los sindicatos en 1929 por esa decisión de la Corte Suprema (Ohanian, 2014). Una vez más, esto explica por qué las empresas eran tan temerosas de sus acciones y por qué aceptaron la propuesta de Hoover de no bajar salarios a cambio de que el Presidente los mantenga a raya.

Ohanian (2014) muestra que las políticas de cartelización y rigidez salarial por vía estatal son las principales causas de por qué la Gran Depresión empezó siendo severa antes de los pánicos bancarios y de la contracción importante de la masa monetaria (a diferencia de 1920-21). Ello, además, explica que la contracción monetaria amplia posterior tuvo tan devastadores efectos. La reducción de la competencia (cartelización) tanto en el mercado de productos como en el laboral para mantener sus precios artificialmente altos fue un factor clave.

De hecho, Ohanian (2014) llega a conclusiones extremadamente austriacas. En su análisis encuentra que "las deflaciones per se no son tan depresivas como comúnmente se cree, y que la deflación de los 30s fue singularmente depresiva debido a la fijación de salarios por parte del gobierno y sus políticas de cartel." (Ohanian, 2014). Además aclara "Mi investigación sugiere que la deflación fue depresiva en los 30s, pero solo debido al evento único de políticas de cartelización y fijación de salarios." (Ohanian, 2014). 

Dado que la Gran Depresión no fue solo americana y afectó al mundo, deberíamos buscar evidencia de cartelización y fijación de salarios por vía estatal a nivel internacional. Eso es lo que hacen Ohanian y Cole (2013). Usando datos de panel de 18 países, demuestran que la Gran Depresión fue mucho más severa, en su mayor parte, en países que adoptaron amplias políticas cartelizadoras como Estados Unidos, Alemania, Italia y Australia. Mientras que los países con menos cartelización, tuvieron menor depresión. El modelo que crean explica en promedio más del 80 % de los cambios observados en el producto, consumo, empleo, inversión, oferta monetaria y productividad. En total, las políticas de cartelización causaron el 60 % del cambio en el empleo y el 40 % en la producción (Ohanian y Cole, 2013).

La cartelización y la inflexibilidad creadas por vía estatal de los salarios y precios fue una de las causas fundamentales de la Gran Depresión a nivel internacional. Incluidos los Estados Unidos.






Hawley, Ellis W. (1974) "Herbert Hoover, the Commerce Secretariat, and the Vision of an 'Associative State,' 1921-1928". The Journal of American History. Vol. 61, No. 1, 116-140.

Leuchtenburg, William E. (2009) Herbert Hoover: The American Presidents Series: The 31st President, 1929-1933. New York: Henry Holt and Company, LLC.

Mises, Ludwig von (1931), "The Causes of the Economic Crisis: An Address". En Greaves, Percy L. Jr. Ed. (1978) The Causes of the Economic Crisis: And Other Essays Before and After the Great Depression. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2006.

Ohanian, Lee E. (2009) "What - or who - started the great depression?". Journal of Economic Theory. Vol. 144, No. 6, 2310-2335.


Ohanian, Lee E. (2014) "Monetary Policy in the Midst of Big Shocks". Hoover Institution, UCLA, & Arizona State University.

Ohanian, Lee E. y Cole, Harold L. (2013) "The Impact of Cartelization, Money, and Productivity Shocks on the International Great Depression". NBER Working Paper No. 18823.

Rothbard, Murray N. (1962) Man, Economy, and State, with Power and Market. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2005.

Rothbard, Murray N. (1963) America’s Great Depression. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2000.

sábado, 14 de febrero de 2015

La Gran Depresión en USA: El cataclísmo, 1930-33

Fuente

La Gran Depresión en Estados Unidos es uno de esos sucesos que son sacados de la manga en cualquier debate para "demostrar" que el capitalismo lleva inevitablemente a una crisis catastrófica debido a sus supuestos excesos y contradicciones. Se suele creer que en 1929 la especulación desenfrenada de los años previos, hecha posible porque el Estado no regulaba las acciones de la gente, provocó un crisis en la bolsa de valores que desencadenó una depresión. El Presidente Republicano de Estados Unidos, Herbert C. Hoover (1929-1932), no intervino en la economía y dejó al mercado libre para hacer los ajustes. Como consecuencia de ello, tuvimos la mayor depresión económica mundialmente conocida.

El problema de ese relato es que es completamente falso de principio a fin. Los hechos son increíblemente diferentes a lo que nos cuentan los libros de historia de la escuela.

La cronología de sucesos a partir de 1930 en Estados Unidos es la siguiente (Higgs, 1997):

1930-1940: La Gran Depresión.

1940-1941: La transición a la economía de guerra.

1942-1945: La economía comandada de guerra.

1945-1946: La desmovilización.

1946 en adelante: La prosperidad post-guerra.

A su vez, la Gran Depresión se puede dividir en 3 etapas: 

1) Lo que podemos denominar "el cataclismo" (a veces llamado, discutiblemente (Salerno, 2012), "contracción secundaria" o "deflación secundaria") que va desde 1930 hasta 1933. 

2) La segunda parte que se puede denominar la "recuperación inusualmente lenta de la inversión" desde 1934 a 1937.

3) Y finamente la "recesión dentro de la depresión" de 1937-1938.

Lo que da el adjetivo de "Gran" a la depresión de los años 30s es a) la profundidad y magnitud de la caída en los primeros años y b) la duración de la mala situación posteriormente, que empeoró con la recesión de 1937-38.

La parte esencial a explicar y la que veremos, muy superficialmente, desde el punto de vista austriaco en próximos posts, es el cataclismo. ¿Cómo es posible una contracción tan profunda por tantos años consecutivos? Caer todo 1930, todo 1931, todo 1932 y gran parte de 1933 es, en términos históricos, demasiado tiempo para descender. En especial para una economía desarrollada. Veamos solo algunas cifras para comprender la magnitud de la catástrofe en el país del norte.


El PBI real en dólares de 2009 se desploma un enorme 8,5 % en 1930. Un menor 6,4 % en 1931. Brutalmente casi 13 % en 1932. Y finalmente un relativamente bajo 1,3 % en 1933. Aun siendo mínima, esa baja de 1933 se produce cuando la economía ya estaba en el subsuelo, por eso es que es tan mala. Tomando 1929 y 1933, el PBI real cae un 26 %.


El PBI per cápita (linea roja, eje derecho) se comporta peor aún. Entre 1929 y 1933 el PBI per cápita cae a la mitad.


La inversión bruta interna privada se destruye completamente hasta quedar solo prácticamente una décima parte de lo que era en 1929.


La producción industrial colapsa entre 1929 y 1932 cayendo un 46 %.


Finalmente la serie clásica de Lebergott de tasa anual de desempleo sube constantemente hasta 25 % en 1933.

Lo esencial es notar que la economía colapsa todo el periodo 1930-1933. La causa del desastre, veremos, está lejos de ser atribuible al capitalismo.





Higgs, Robert (1997), "Regime Uncertainty: Why the Great Depression Lasted So Long and Why Prosperity Resumed after the War". The Independent Review: A Journal of Political Economy. Vol. 1, No. 4, 561-90. En Higgs, Robert (2006), Depression, War, and Cold War: Studies in Political Economy. New York: Oxford University Press, Inc. 3-29.

Salerno, Joseph T. (2012) "A Reformulation of Austrian Business Cycle Theory in Light of the Financial Crisis". Quarterly Journal of Austrian Economics. Vol. 15, No. 1, 3-44.

jueves, 12 de febrero de 2015

La Gran Depresión en USA, 1930-31: La intervención en los salarios

Fuente

"Si todo lo posible se hace para prevenir que el mercado cumpla su función de balancear oferta y demanda, no debería sorprender que una seria desproporción entre ambas persista, que mercancías permanezcan sin vender, fabricas estén ociosas, muchos millones desempleados, que la miseria e indigencia estén creciendo y que finalmente, a raíz de todo esto, el radicalismo destructivo sea rampante en la política."

Ludwig von Mises (1931)


Ese pasaje de Mises resume muy bien la visión austriaca de la Gran Depresión: La política intervencionista del gobierno con los salarios a principio de los años 30s fue el factor causante principal (aunque no el único). Esa explicación ha sido confirmada por el análisis económico moderno como el del economista Lee Ohanian (2009). Ohanian comenta y demuestra, en paralelo con los austriacos, que esta política es el evento único más importante que precipitó la Gran Depresión.

La intervención estatal de los salarios

a) Ni bien ocurrió el crac de la bolsa en los últimos días de octubre de 1929, el Presidente de Estados Unidos desde marzo, Herbert Hoover, se puso a actuar inmediatamente. En noviembre convocó a los "capitanes de la industria" (los mayores empresarios industriales de la época, Ford, el presidente de la Standard Oil, de la cámara de comercio, DuPont, etc.) a una serie de reuniones en la Casa Blanca para "convencerlos" de que no bajaran los salarios o los redujeran menos que el costo de vida (Anderson, 1949: 220-21; Rothbard, 1963: 209-14; Ohanian, 2009). Afortunadamente tenemos acceso al comunicado de prensa que en una parte dice: 
"El Presidente fue autorizado por los empleadores que estaban presentes en la conferencia de la mañana para declarar de su parte que no van a iniciar ningún movimiento para reducir salarios, y que su mayor recomendación es que esta actitud debería persuadir a todo el país. Consideraron que, más allá de las consideraciones humanas, el poder de consumo del país será mantenido."
Veamos como se comporta del desempleo luego de la primera reunión.

NBER y FRED II
¿Por qué los empresarios "sedientos de ganancias" seguirían el consejo de Hoover? Porque básicamente fueron chantajeados. Si no mantenían sus salarios, el Presidente Hoover no iba a protegerlos de los sindicatos. En esos momentos, las empresas eran muy temerosas de los gremios (expropiaciones, huelgas para apropiarse de ganancias de capital, la mucho mayor prima por estar en el sindicato, etc.) y de las decisiones de la corte muy favorables a ellos y sus políticas (Ohanian, 2009; Baird, 2011). También eran temerosos de las acciones que la Casa Blanca pudiera tomar contra ellos (Horwitz, 2011). Muchas de esas políticas sindicales habían sido impulsadas y firmadas a leyes por el propio Hoover. Como secretario de comercio (1921-28), Hoover impulsó legislación (como la Railway Labor Act) que incrementó la probabilidad de organización sindical y aumentó su poder de negociación (Ohanian, 2009; Rothbard, 1963: 199-207). Claramente había serios incentivos y amenazas para los empresarios. Difícilmente puede decirse que seguir el pedido de Hoover fue algo completamente "voluntario" en muchos casos.

b) Incluso Hoover prohibió la inmigración por decreto para ayudar tanto a mantener los salarios altos como a solucionar el problema del desempleo. Los inmigrantes que "trabajaban por salarios bajos" desde Europa cayeron en un 90 % en unos meses (Rothbard, 1963: 243-44; Horwitz, 2011). Esto no debería extrañar dado que para Hoover: "[N]o muchos años atrás, el empleador consideraba que era de su interés usar las oportunidades que dan el desempleo e inmigración para bajar salarios" (Ohanian, 2009). El 9 de septiembre de 1930, el Presidente realmente pretendía decididamente prohibir por ley toda posterior inmigración para "salvar" empleos y mantener salarios altos. Evitando de esta manera que las fuerzas del mercado global establezcan los salarios.

c) Por si todo eso fuera poco, en marzo de 1931 Hoover firma la Davis-Bacon Act para aumentar aún más la intervención estatal de salarios y mantenerlos altos. Según esa ley todos los proyectos de construcción financiados o asistidos por fondos federales debían pagar los "salarios imperantes" (es decir, los salarios por encima del mercado de los sindicatos) y limitaba horas. Cerrando el paso completamente a la mano de obra no sindicalizada, en especial inmigrantes y no-blancos, en la construcción y además elevando el costo para los contribuyentes que ya estaban en una muy mala posición (Horwitz, 2011). 


Claramente Hoover estaba bajo la ilusión de la extremadamente falaz teoría del poder adquisitivo. El Presidente hizo todo cuanto pudo para mantener el "poder adquisitivo de los salarios reales" de los trabajadores. Como la mayoría de los intelectuales y políticos de la época, Hoover creía que si las principales empresas bajaban salarios, los trabajadores no tendrían poder adquisitivo para comprar los productos. 


Los austriacos reconocieron en su momento que esto era claramente un error con consecuencias terribles. Mises destaca lo pernicioso de ello en 1931 (Mises, 1931). Lionel Robbins en 1934 (Robbins, 1934: 69-72) reportaba que esta política implicaba que el consumo se mantenía a expensas del capital. Anderson (1949: 220) sabe que tuvo resultados no satisfactorios.


Como señala Vedder y Gallaway (1987) es cierto que los salarios terminaron bajando, la política de Hoover no podía seguir para siempre. Pero lo que fue definitivamente importante eran los momentos en que decrecían los salarios. La intervención estatal de Hoover impidió que los salarios se ajustaran rápidamente desde el inicio, exacerbando el desequilibrio e incrementando la severidad de la depresión (Vedder y Gallaway, 1987). Entre 1929 y gran parte de 1930, en promedio, los salarios industriales nominales (por hora) prácticamente no se movieron.

Las consecuencias nocivas de no permitir que los salarios se ajusten

Como consecuencia de que los precios de los bienes y servicios caían en el mismo periodo por la recesión, los salarios reales (el salario nominal ajustado por precios) aumentaban. Primero modestamente y luego ampliamente a medida que la depresión se profundizaba (Ohanian, 2009). La subida de salarios reales se debe, claramente, al mantenimiento constante o no caída proporcional de los salarios mientras los precios de los bienes se desplomaban. Esto se observa en el siguiente gráfico:

Ohanian (2009)
La forma de ver que este episodio de los años 30s es radicalmente diferente a los anteriores, es compararlo con una crisis importante previa. En la recesión de 1920-21 los salarios se ajustaron brutalmente a la no menos brutal caída de precios (recuerden que la caída de precios de 1920-21 fue más profunda que la de los años 30s). El ajuste de salarios y precios fue completamente diferente en 1920-21 que en la Gran Depresión. Durante la recesión 1920-21 los salarios eran mucho más flexibles (Caplan, 1996). En el gráfico de abajo se puede ver el salario real ajustado por productividad y la cantidad de empleo para los periodos 1920-22 y 1929-32. Es claro como el ajuste a la baja de los años 20s hace que el empleo vuelva a crecer. Mientras el ajuste abortado de los 30s hace que se pierda empleo todo el periodo.

Vedder y Gallaway (1987)
Vedder y Gallaway (1987; 1993) tienen el tino de ajustar los salarios reales con los cambios en la productividad. La caída de la productividad es importante porque es otro factor a tener en cuenta (Vedder y Gallaway, 1993: 14-16). Un decrecimiento en la productividad del trabajo disminuye la demanda por ese factor. Es cierto que los salarios nominales anuales promedio terminaron bajando (27 % entre 1929-33, similar a los precios). Sin embargo, esa disminución fue insuficiente para contrarrestar el efecto combinado de 1) la caída de precios y 2) la baja en la productividad (Vedder y Gallaway, 1987). Por dar un ejemplo simple: si los precios caen 8 % y la productividad 4 %, entonces los salarios nominales deben caer, como mínimo, 12 % para que el salario real ajustado no suba. Además de que la caída tardía de salarios no compensa los momentos en que debieron haber bajado. Por ejemplo, a principios de 1930.

Es esencial entender que precisamente el mantener los salarios por encima de sus niveles de mercado durante el primer año tuvo consecuencias nefastas que hundieron la economía los años siguientes. Los salarios artificialmente altos provocados por el gobierno tuvieron efectos secundarios que explican la caída brutal de la Gran Depresión. Cuando se mantienen los salarios sin variar mientras al mismo tiempo caen los demás precios y la productividad, las empresas sufren una demoledora reducción de beneficios. Observen los siguientes gráficos. En uno se muestran los beneficios antes de impuestos y no distribuidos. En el otro, los beneficios netos de todas las empresas en USA. Noten como se destruyen, e incluso a veces se vuelven negativos, entre 1930 y 1931.


FRED II y FRED II
FRED II
Para mediados de 1930 eso fue lo que ocurrió. Según Vedder y Gallaway (1987), los beneficios empresariales antes de impuestos cayeron 63 % entre 1929 y 1930, las ganancias no distribuidas pasaron desde 2.820 millones de dólares en 1929 a un negativo 2.613 millones de dólares en 1930. A mitad de 1929 menos de 6 % de las empresas perdían dinero, en el tercer trimestre de 1930 era el 29 % y la mayoría de las que quedaban no cubrían el pago de dividendos. Los beneficios en el segundo trimestre de 1930 eran menos de la mitad de nueve meses antes (Vedder y Gallaway, 1987).

Esa destrucción de beneficios provocó problemas financieros. Las emisiones de nuevo capital se desplomaron a menos de la mitad. El precio de las acciones (que en mayo de 1930 eran mayores que noviembre de 1929) se desplomó 36 % llegando a fines de 1930. Una caída mayor que el crack del 29 (Vedder y Gallaway, 1987).


Eliminar así los beneficios empresarios, tiene un efecto destructivo descomunal. La reducción brutal de ganancias implica menor demanda de acciones de la empresa. Esa disminución de demanda causa que la deuda corporativa sea menos atractiva. Por la incapacidad de las empresas de pagar sus deudas con su flujo de caja, el riesgo de prestarles aumenta enormemente. La prima de riesgo de los préstamos a empresas se dispara. Lo que Bernanke (1983) llama el "costo de intermediación crediticia" (el costo de canalizar fondos de los ahorradores a los prestatarios) se comienza a disparar. A ello se suma el hecho de que los balances deteriorándose provocan que la deuda corporativa tenga peor nota. La prima de riesgo en bonos empresariales subió más de 100 puntos en 1930 y todavía más en 1931 (Vedder y Gallaway, 1987).


Como si todo lo anterior fuera poco, la destrucción de los beneficios empresariales tiene otro efecto nocivo. Los ahorros caen en picada junto con las ganancias así como también lo hacen los fondos prestables. El ahorro cayó un brutal 40 % entre 1929 y 1930 y otro 47 % en 1931. Una baja de 68 % en 1929-31. Casi el 90 % de la destrucción del ahorro entre 1929 y 1930 es atribuible a la caída de las ganancias no distribuidas de las empresas. Mientras que solo causó la mitad del desplome del ahorro en 1930-31. 30 % de la caída se debió al financiamiento del déficit del gobierno. La bestial baja del ahorro contribuye a que la tasa de interés real aumente así como el costo real de financiamiento para las empresas que encima están en mala situación (Vedder y Gallaway, 1987).


Es muy importante notar que la reducción de los beneficios empresariales comenzó antes de las crisis bancarias. El ratio deposito/moneda aún en octubre de 1930 era relativamente alto. El miedo de los depositantes no se manifestaba todavía. Pero para octubre de 1930 los beneficios retenidos de las empresas ya eran negativos y las primas de riesgo asociadas con los préstamos corporativos ya estaban altas y en crecimiento (Vedder y Gallaway, 1987).


El colapso de los beneficios corporativos causa el deterioro del valor de mercado y calidad de los préstamos a las empresas. Disminuyendo así gran parte del valor neto de las instituciones financieras. A medida que los agentes se daban cuenta de que los activos de los bancos perdían valor, los depositantes  iban a retirar su dinero. Lo cual llevó a las corridas bancarias. La hipótesis tentativa de 
Vedder y Gallaway es muy convincente y soportada por muchos datos: La crisis bancaria fue la consecuencia del desajuste del mercado laboral. Los pánicos bancarios no fueron la causa de la profundización de la Gran Depresión y del desajuste en el inicio (Vedder y Gallaway, 1987). La tesis monetarista no es tan correcta, en este sentido. Observen como la oferta monetaria M1 y M2 según Friedman y Schwartz (1963: 712-13) cae muy poco, 4 % y 1 % respectivamente entre enero de 1929 y octubre de 1930 antes del primer pánico bancario que empieza en noviembre. Mientras tanto la producción industrial se desploma 23 % (Ohanian usa las horas industriales trabajadas per cápita en el mismo gráfico y caen aún más), lo que indica que la depresión ya estaba en marcha antes de la contracción monetaria severa.

Friedman y Schwartz (1963: 712-13) y FRED II
De hecho, Wicker (1996: 30-32) demuestra que el primer pánico bancario de noviembre de 1930-enero de 1931 fue solo regional y no una crisis nacional. Sin efectos macroeconómicos nacionales importantes.

Por supuesto que la caída de la oferta monetaria por la crisis bancaria y la segunda ola de deflación de precios que provocó mientras los salarios no caían en la misma medida y además luego de que ya las empresas estaban arrasadas por la destrucción de beneficios; fue un factor de agravamiento. Pero la historia no es tan simple como culpar a la caída de la oferta monetaria o a la deflación por la Gran Depresión. La causa iniciadora principal del cataclismo al comienzo y lo que hizo que la "contracción monetaria" posterior tuviera efectos más devastadores de lo que hubieran sido, fue la política de salarios del gobierno


Lo que explica esa gran y persistente no-neutralidad del dinero al contraerse (efectos reales sobre la producción y el empleo) es precisamente la falta de flexibilidad de los salarios (Ohanian, 2009). Rigidez provocada por la intervención estatal. Lo que no dejó actuar normalmente a las fuerzas del mercado de la forma en que actuarían para deshacer esa no-neutralidad monetaria, fue un factor exógeno y estatal (Ohanian, 2009). La contracción monetaria per se, que hizo desaparecer un tercio de la cantidad de dinero, no fue la causa principal del problema. Fue el impedir que salarios y costos se ajusten a la relación dineraria alterada. Como demostró la recesión de 1920-21, los salarios pueden adaptarse a deflaciones tanto o más importantes que la de la Gran Depresión. La causa no fue la deflación monetaria sino la rigidez salarial inducida por el gobierno.


La causa de la profundización de la Gran Depresión no fueron solo los pánicos bancarios. Estos son importantes luego de mitad de 1931. El segundo pánico bancario de abril-agosto de 1931 también fue regional y no nacional (Wicker, 1996: 72). La depresión en el sector industrial comenzó más profunda y severa de lo normal desde el inicio. Y lo hizo desde el principio porque la intervención en el mercado laboral del sector industrial fue inmediata. Las horas trabajadas y la producción industrial mensuales caen 20 % desde fines de 1929 hasta junio de 1930. Y casi 40 % en finales de 1931 (Ohanian, 2009).


Ohanian (2009) demuestra con un modelo de crecimiento que el programa de Hoover para mantener los salarios artificialmente altos explica 18 % de la caída del PBN real desde el cuarto trimestre de 1929 hasta el mismo de 1931. Es decir, las políticas de intervención en los salarios de Hoover son responsables de 2/3 de la Gran Depresión hacia finales de 1931.


Como señalaba correctamente Mises en 1931, el Estado hizo todo lo posible para mantener el precio del factor trabajo (salarios) artificialmente alto y evitó que este balancee oferta y demanda. 
Horwitz (2011) es muy certero al señalar que la política de salarios altos de Hoover es un ejemplo claro y contundente de que 1) el Presidente no tenía la más mínima fe en las fuerzas correctivas del mercado y 2) de su voluntad contundente de usar el poder del gobierno para combatir la depresión. Hoover no fue un presidente que "dejó hacer al mercado", ni tampoco "dejó que el mercado caiga", ni fue un "liquidacionista". Sino un convencido intervencionista cuyas acciones provocaron la mayor catástrofe atribuida sin ninguna justificación al capitalismo.



Anderson, Benjamin M. (1949) Economics and the Public Welfare. Financial and Economic History of the United States. New Jersey: Van Nostrand.

Baird, Charles W. (2011) "Freeing Labor Markets by Reforming Union Laws". CATO Institute.

Bernanke, Ben S. (1983) "Non-monetary Effects of the Financial Crisis in the Propagation of the Great Depression". NBER Working Paper No. 1054.

Caplan, Bryan (1996), "Wage Adjustment and Aggregate Supply in the Depression of 1920-1921: Extending the Bernanke-Carey Model". Princeton University.

Friedman, Milton y Schwartz, Anna J. (1963) A Monetary History of the United States, 1867-1960. Princeton, NJ: Princeton University Press. 1993.

Mises, Ludwig von (1931), "The Causes of the Economic Crisis: An Address". En Greaves, Percy L. Jr. Ed. (1978) The Causes of the Economic Crisis: And Other Essays Before and After the Great Depression. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2006.


Horwitz, Steven (2011), "Herbert Hoover: Father of the New Deal". Cato Institute Briefing Papers. No. 122.

Ohanian, Lee E. (2009) "What - or who - started the great depression?". Journal of Economic Theory. Vol. 144, No. 6, 2310-2335.

Robbins, Lionel (1934), The Great Depression. Freeport, New York: Books for Libraries Press. 1971.

Rothbard, Murray N. (1963) America‘s Great Depression. Auburn, Alabama: Ludwig von Mises Institute. 2000. 

Vedder, Richard K. y Gallaway, Lowell E. (1987) "Wages, Prices, and Employment: von Mises and the Progressives". Review of Austrian Economics. Vol. 1, No. 1, 33-80.

Vedder, Richard K. y Gallaway, Lowell E. (1993) Out of Work: Unemployment and Government in Twentieth-Century America. Oakland, Calif.: The Independent Institute. New York University Press. 1997.

Wicker, Elmus (1996) The Banking Panics of the Great Depression. Cambridge, UK: Cambridge University Press. 2004.

lunes, 9 de febrero de 2015

Como NO criticar a Huerta de Soto


Via Facebook, me entero de esta crítica hacia el libro de Huerta de Soto por parte de Antonio Vegas. Tratando de mantener el post lo más corto posible, aunque no es demasiado corto, voy por algunas de sus críticas. 

Vegas dice:
"En segundo lugar, que todos los depósitos dejasen de ser canalizados al mercado financiero como crédito para pasar a ser simplemente dinero guardado en cajas fuertes destrozaría por completo el funcionamiento de una economía de mercado haciéndola mucho más ineficiente, por lo que el ahorro de la gente (depósitos) no podrá ser prestado a los que lo necesitan (los demandantes de crédito). La intermediación bancaria que consiste en canalizar el excedente de ahorro hacia los que necesitan financiación. Hay muchos métodos para hacer esto, pero en un sistema financiero es esencial la parte que juegan los depósitos en este esquema."
En principio hay un detalle que debe ser mencionado. La aclaración de a qué tipo de depósitos se refiere Huerta de Soto (HdS) es esencial. Él jamás se refiere "todos los depósitos" en general sino particularmente a "los depósitos a la vista y equivalentes". Con los depósitos u operaciones que no sean a la vista y disponibles instantáneamente a valor par, HdS no tiene ningún problema. Esto lo deja clarísimo en el libro (pag. 136): 
"Nuestro análisis sobre la actividad bancaria va a quedar circunscrito al estudio del contrato de depósito de dinero, que en la práctica de los bancos se extiende tanto a las denominadas cuentas corrientes a la vista, como a las cuentas de ahorro y a los depósitos a plazo, siempre y cuando en estos dos últimos se permita de facto la retirada de su saldo por parte del cliente en cualquier momento… Además, los bancos actúan como verdaderos intermediarios financieros en muchas operaciones en las que captan préstamos de sus clientes (es decir, cuando éstos son conscientes de que efectúan un préstamo al banco con una variada instrumentación como obligacionistas, tenedores de certificados o titulares de verdaderos «depósitos» a plazo), prestando a su vez los fondos recibidos en préstamo a terceros, y obteniendo un beneficio por el diferencial de interés entre el que perciben de los préstamos que conceden y el que se han obligado a pagar a los clientes que originariamente les prestaron a ellos. Ninguna de estas operaciones se refiere al contrato de depósito bancario de dinero que vamos a estudiar con detalle en los apartados siguientes y que constituye, sin duda alguna, y como vamos a ver, la operación más significativa, cuantitativa y cualitativamente, que realiza la banca hoy en día, y la que tiene más transcendencia desde el punto de vista económico y social."
Nobleza obliga a decir que el autor del post se refiere a "100% de sus depósitos a la vista" unos párrafos antes. Pero no decirlo en el parágrafo clave de la crítica no ayuda a aclarar la cuestión a los no versados en el tema. 

Pero además, HdS tiene todo un apartado en su libro titulado muy explícitamente "Contestación a las posibles objeciones a nuestra propuesta de reforma monetaria" (pag. 591). En el cual trata exactamente el problema planteado por Antonio Vegas. De hecho, observen como se titula la segunda objeción: 2. «El sistema propuesto disminuiría en gran medida el crédito, haciendo subir el tipo de interés y dificultando el desarrollo económico». Y dice, entre otras cosas: 
"De acuerdo con esta crítica, el imposibilitar que los bancos creen de la nada créditos haría más difícil la financiación de muchas empresas, haciendo subir ceteris paribus el tipo de interés y obstaculizando el desarrollo económico… En todo caso, es un grave error pensar que el crédito desaparecería en un sistema bancario basado en un coeficiente de caja del 100 por cien. Todo lo contrario, se seguirían prestando fondos, pero única y exclusivamente aquellos que con carácter previo hubieran sido ahorrados voluntariamente por los agentes económicos. Se trata, en suma, de garantizar que sólo se preste aquello que se ha ahorrado, de manera que se mantengan coordinadas la oferta y la demanda de bienes presentes y futuros en el mercado, evitando los profundos desajustes que el actual sistema bancario produce y que, en última instancia, generan las crisis y recesiones económicas… Por tanto, la crítica recogida en este punto no está justificada: con un coeficiente del 100 por cien se seguirá prestando aquello que se ahorre, pero lo que se ahorre tenderá a invertirse de una manera proporcionada y correcta. Y si determinados proyectos empresariales encuentran de entrada más dificultad para financiarse, ello será la lógica manifestación del sano funcionamiento del único mecanismo en el mercado capaz de bloquear a tiempo la iniciación de proyectos de inversión no rentables, impidiendo su desarrollo indebido y descoordinado que actualmente se impulsa en las etapas de boom crediticio."
Claramente "el ahorro de la gente" sí que "podrá ser prestado a los que lo necesitan". Criticar a un autor con algo que explícitamente trata y, además, ni siquiera dar una mínima referencia de que el escritor del libro al menos menciona el tema; deja muchas dudas de si el autor del post realmente leyó el libro. No digo que no lo haya hecho, pero son cosas que deben ser cercioradas o al menos mencionadas. Cualquier crítica de este estilo debe ir contra el tratamiento del tema que hace HdS. No lanzarla como si no lo hubiera tratado.

Vegas además dice:
"El Banco central establece los tipos de interés al que las instituciones pueden pedirle dinero. Un tipo bajo hará que los bancos puedan obtener liquidez barata que en teoría esto se traduciría en financiación barata para la economía. El Banco central tiene poder suficiente como para manejar los tipos de interés del mercado."
Hay, por lo menos, una confusión de tasas de interés acá. Cuando se dice que "la FED o el banco central modificó la tasa de interés", se suele referir a la tasa de interés interbancaria (Federal Funds Rate). Como su nombre indica, la Federal Funds Rate es la tasa a la que los bancos comerciales se prestan entre si a corto plazo. En el mercado interbancario, la FED no es ni prestamista ni prestatario directamente, son los bancos los que lo son. La banca está obligada por la FED a mantener una cierta cantidad de reservas legales (en bóveda o depositada en la FED). Cada día unos bancos tienen más que ese mínimo legal (reservas excedentes) y lo prestan a otros bancos que tienen menos, por ejemplo. En situaciones normales (ergo, situaciones no recesivas) tratan de estar lo más cerca posible del límite legal (y de sus reservas voluntarias), porque el dinero en bóveda por encima de eso es costo de oportunidad de interés no percibido. La FED no controla directamente esta tasa de interés. Lo que sí manipula, son las reservas que tienen los bancos. Si quiere más baja la tasa interbancaria, la FED inyecta reservas en los bancos (vía operaciones de mercado abierto comprando, por ejemplo, bonos del tesoro americano) para que tengan más disponibles. La mayor oferta de fondos prestables de unos bancos reduce la tasa de interés a que prestan a otros o a sus clientes. El punto de toda esta explicación es que la FED o banco central no establece directamente la tasa. Controla y manipula las reservas que da a los bancos para inducirlos a bajar o subir la tasa a la que se prestan.

La tasa de interés que la FED sí establece directamente para que instituciones puedan pedirle dinero es la Discount Rate o Repo Rate a través de lo que se llama "ventanilla de descuento" (discount window). Pero son solo reservas de corto plazo para situaciones de iliquidez bancaria transitoria. La Discount Rate suele ser más alta que la Federal Funds Rate precisamente porque la FED desea que no recurran a ella directamente todo el tiempo y que los bancos se presten entre si. 

Cuando Vegas dice "El Banco central establece los tipos de interés al que las instituciones pueden pedirle dinero" se entiende que se está refiriendo a la Discount Rate, que suele ser prácticamente irrelevante en las discusiones sobre expansión crediticia de los austriacos como HdS. La tasa verdaderamente importante es la Federal Funds Rate, que no es la tasa a la que "las instituciones pueden pedirle dinero" a la FED o banco central. Si Vegas se refiere a la Discount Rate, no es relevante. Y si se refiere a la Federal Funds Rate su descripción no es correcta.

En cuanto a: 
"En primer lugar, el problema jurídico del contrato irregular de depósito se resolvería simplemente preguntando a la gente si quisieran guardar su dinero en cajas fuertes (pagando por ello, como servicio de guarda y custodia) o tenerlo en su cuenta corriente como simplemente una deuda a la vista (es decir, el banco debe dinero al depositante y éste puede disponer de él en cuanto quiera, mientras no lo quiera, el banco puede usarlo)."
De hecho, según HdS, el problema jurídico no se "resolvería simplemente" (pag. 597):
"En contra de este argumento es preciso considerar no sólo que el servicio de caja de seguridad nada tiene que ver con el contrato de depósito irregular de un bien fungible como es el dinero (pues aquél se refiere a un típico contrato de depósito regular de cosas específicas), sino que, además, de mala manera podría considerarse que el negocio de cajas de seguridad (cuyo coste es preciso pagar y que no proporciona desde el punto de vista subjetivo de los clientes los mismos servicios que el contrato de depósito bancario de dinero) podría competir en igualdad de condiciones con el presente sistema de depósitos con reserva fraccionaria. En efecto, actualmente se suelen conceder intereses por los depósitos (como reconocimiento implícito de que se está haciendo un uso indebido de los mismos), y además se proporcionan servicios de valor sin un coste explícito, lo cual hace imposible que los contratos voluntarios de depósitos con un coeficiente de caja del 100 por cien puedan competir y prosperar, máxime en un entorno inflacionario en el que el poder adquisitivo del dinero no deja de disminuir. Este contra-argumento es muy semejante al que habría que hacer en relación con los bienes públicos proporcionados por el Estado, aparentemente sin un coste directo para el usuario."
Una vez más, el autor del post no va contra el tratamiento del tema que hace HdS. Podrá gustar o no esa respuesta de HdS, pero el hecho es que ya en 1998 trató el tema, ha dado una respuesta a la objeción y el autor del post no ha refutado el argumento que, por adelantado, dio el profesor español. Simplemente lo ha negado.

Por último, y para los interesados en el tema, los partidarios del 100 % en la tradición de HdS vienen demostrando en los últimos años que el descalce de plazos (loan maturity mismatching) no causa ciclos ni crisis sistemáticas en una economía completamente libre. De hecho, solo en una economía intervenida por el Estado y el banco central es un problema.

A pesar del título del post, Vegas no prueba errores en los argumentos que están en el libro. Sino que solo ha mencionado críticas a las que HdS ya había dado respuesta desde 1998.